“Eclipse de siete lunas. Mujeres muralistas en México”

Karen Cordero Reinman

Fanny Rabel, Ronda en el tiempo (detalle), 1964. Acrílico sobre bastidor de madera y lino, 2.6 x 19.4 m. Museo Nacional de Antropología. D.R.© Paloma Woolrich, de la obra. D.R.©Archivo Digital de las Colecciones del Museo Nacional de Antropología. Secretaría de Cultura, INAH-Canon. 

En Eclipse de siete lunas. Mujeres muralistas en México, Dina Comisarenco Mirkin ha realizado una magnífica y rigurosa labor de rescate arqueológico de la obra mural realizada por mujeres en el siglo XX en México. Por medio de un cuidadoso trabajo de investigación, ilación y comprobación de datos y referencias, ha reconstruido un panorama de creación femenina a lo largo de la centuria en un campo donde se había hecho invisible la acción de las mujeres, por olvido y por argumentos misóginos sobre su capacidad física y artística.

El libro recopila y relata los datos biográficos de las creadoras, en los que detalla el entrelazamiento de sus vidas personales y profesionales. Es un aspecto fundamental para un acercamiento desde una perspectiva de género que parte de la convicción feminista de que lo personal es político. Asimismo, la autora ha estudiado in situ y registrado fotográficamente las obras de mujeres muralistas, así como la documentación de proyectos que no llegaron a realizarse o que fueron destruidos. Ha indagado en la interpretación histórico-artística de estas producciones para detallar su especificidad y su relación con el entorno estético y social. En la revisión de la crítica y la hemerografía existente, complementada por entrevistas invaluables a participantes en el escenario artístico mexicano en distintos momentos del siglo pasado, recrea la complejidad del proceso de recepción de la obra mural de mujeres y los retos con los que se enfrentaban en un medio dominado por hombres, y en un momento en que la creación mural se asociaba con la virilidad.

Entre las protagonistas de esta apasionante historia, encontramos tanto a artistas poco conocidas, así como a figuras connotadas pero cuyo trabajo en el muralismo no se había estudiado con detalle. El libro también da cuenta de los múltiples lazos transnacionales creados con la presencia de artistas extranjeras en México y las estancias de artistas mexicanas en otros países. Esto produce un nutrido panorama de tendencias estéticas evidentes en los murales estudiados, que va mucho más allá de los lugares comunes y estereotipos asociados con el muralismo, y enriquece nuestra concepción de la diversidad, el desarrollo y la vigencia del medio.

Fotografía de Aurora Reyes durante la ejecución del mural El primer encuentro, 1936. Cortesía de Ernesto y Héctor Godoy.

La división de los capítulos por etapas históricas permite detallar los contextos artísticos, sociales y políticos en los que se ha desarrollado el trabajo de las muralistas en México. No se trata de una historia aparte ni de un simple compendio que se suma al recuento del arte mexicano del siglo XX, sino de una reconsideración y reconfiguración de la macronarrativa del arte mexicano moderno y contemporáneo a partir de la lente del muralismo femenino, y de un proceso que se integra a otros procesos culturales en un entretejido complejo y sugestivo. En la introducción de cada capítulo, previo al tratamiento detallado de pintoras específicas, Comisarenco presenta de forma notable un análisis sucinto de los sucesos y debates principales en el campo de la cultura, la política, el arte y, en específico, el muralismo, así como los procesos relativos al desarrollo del feminismo, y los logros —además de las frustraciones y los retrocesos— con respecto a la lucha por los derechos de la mujer en México. De esta manera, Eclipse de siete lunas muestra de manera contundente el arte como un componente definitivo de esta lucha y como un elemento indispensable del activismo feminista, al que las acciones de las artistas contemporáneas estudiadas en el último capítulo y sus sucesoras han dado continuidad.

Aunque el volumen se concentra en la producción de las décadas de 1920 a 1970, da pauta, como bien señala Comisarenco, a profundizar en las múltiples posibilidades que abre para futuras investigaciones de este mismo periodo, a analizar desde una perspectiva más contextualizada las iniciativas más recientes de mujeres en el ámbito del muralismo y el arte público, y a estimular —a partir de una mayor conciencia histórico-artística— nuevas iniciativas creativas.

 

Ciudad de México, febrero 2017.

Motivos Marinos, 1952. Mosaico de vidrio en el Balneario Agua Hedionda de Cuautla, Morelos. D.R.© Olga Costa / Somaap / México, de la obra. Fotografía; D.R.© Marco Pacheco / Artes de México. 

Imagen de portada: Ataque a la maestra rural, 1936. Centro Escolar Revolución, Ciudad de México. D.R.© Aurora Reyes / Somaap / México, de la obra. otografía D.R.©Marco Pacheco / Artes de México.

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