Margarita de Orellana & Alberto Ruy Sánchez

Desde la colonia Roma, desde sus entrañas y transformaciones, Artes de México ha emprendido exploraciones apasionadas a todos los rincones de México y sus culturas profundas. Hemos hecho ver y comprender, dentro y fuera del país, muchas de las cosas sorprendentes de la creatividad que nos une y nos hace diversos.

Tres décadas después hemos querido compartir con nuestros lectores y seguidores algunos aspectos de nuestro barrio, aquello que lo hace único y significativo en la vida cultural de esta ciudad y de nuestro país. Fragmentos de lo que vemos todos los días y de las huellas que otros han dejado en sus calles. Y a partir de ahí pensar en lo que para cada quien es la Roma posible.

La imagen que tiene Artes de México de sus treinta años de vida en la colonia Roma es como la de los árboles que crecen diariamente en sus banquetas, rompiendo muchas veces el concreto, llenando de jacarandas el aire y el suelo en algunos tramos; ofreciendo en sus plazas y esquinas, cafés, restaurantes y comercios, muchos lugares de encuentro. La Roma es una red de voluntades creativas que se activa y desactiva entre temblores, crisis y festejos, entre placeres y dolores cotidianos, entre ánimos y desánimos sociales.

Vista aérea de la Plaza Luis Cabrera, antes Plaza Ajusco. Fotografía: ©Marco Pacheco.

Compartimos con los árboles del barrio la persistencia y el sentido de pertenencia. Llegamos a la Roma unos años después del terremoto del 85, cuando parecía zona bombardeada. Aún no se levantaba del susto mientras la vida cotidiana continuaba su curso. Nos decían que la memoria de esta ciudad es muy corta y que pronto vendrían mejores tiempos. Lo hemos comprobado: somos testigos de muchos cambios en la colonia y de su vitalidad renovada.

Después de una breve estancia en la calle de Jalapa pasamos a rentar una bella casa en la esquina de Tonalá y Álvaro Obregón. Después gozamos más de 10 años en la Plaza Río de Janeiro, un microuniverso lleno de escenas y personajes que contemplábamos desde nuestros altos ventanales bajo la mirada desnuda de ese ajeno y familiar David de bronce en medio de la fuente.

Edificio habitacional en la calle San Luis Potosí. Fotografía: ©Adam Wiseman.

Decían que en nuestro edificio aparecían fantasmas. Con certeza confluían en la plaza aspiraciones antiguas y nuevas, cursis y bellas y hasta muy osadas. Aparecían y reaparecían anhelos de nuevos y viejos habitantes, pobres y ricos, viejos y jóvenes. Nuestro paisaje es esencialmente urbano porque en él se mezcla todo eso y se puede y se debe caminar, se escucha, se mira con calma, se siente.

Finalmente, casi a la mitad de nuestros treinta años de nueva vida en la Roma nos mudamos a una atractiva casona de los años veinte, con aspiraciones porfirianas, en la calle de Córdoba 69. Es ya la casa de Artes de México.

En ella además abrimos una pequeña librería y tienda, La Canasta, donde los libros que editamos sobre artesanías están rodeados naturalmente de los objetos que estudian sus páginas. La gente puede llevarse ambas cosas, el objeto bello y sus historias escritas e ilustradas. Buscamos que este rincón especial de la Roma no sea una tienda como hay algunas en la ciudad, donde diseño moderno y artesanía confluyen. Hemos querido ser fieles al aspecto de “changarro”, de pequeño comercio y taller que era natural en el barrio y que documentamos en un bello libro de fotografía de Gala Narezo con texto de Elena Poniatowska titulado Locales. También tenemos aquí ocasionalmente una galería de arte y albergamos a la Fundación Ajaraca, que se ocupa del arte popular, atesorando la obra fotográfica documental de Ruth Lechuga, bajo la guía de su pensamiento sobre esa rica dimensión de México. Hemos querido que pasar por nuestras oficinas sea parte de la “experiencia Roma”.

©Gala Narezo, Arte Hnos. Medina, imprenta, encuadernación y arte. Querétaro 96.

Es un placer caminar por sus calles y apreciar sus viejas casonas, unas desvencijadas otras renovadas. Constatar tantos estilos arquitectónicos desde el porfiriato tardío, el art nouveau y art decó, el funcionalismo desechable y toda esa mezcolanza que, sin embargo, da carácter a nuestro rumbo. Hemos visto cómo los viejos comercios que parecían imperturbables fueron desapareciendo o convirtiéndose en boutiques; antiguos hoteles de paso conviven con nuevo pequeños hoteles muy modernos; fondas emblemáticas fueron sustituidas por restaurantes de todo tipo, aunque persisten muchas, ya que es una zona donde viene a trabajar una copiosa población flotante de todos los rumbos de la ciudad. Cantidad de infaltables vendedores ambulantes también se han aferrado a sus banquetas. Librerías nuevas conviven con las de libros leídos, que por fortuna no han desaparecido. Nuevas galerías de arte se han instalado junto con tiendas de chácharas o de antigüedades. Nuevas y viejas escuelas siguen siendo muy concurridas y algunas tienen más de cinco décadas aquí. Si templos tan distintos como la Sinagoga de Siria y Alepo y la jesuítica Sagrada Familia contaran sus historias podrían llenar tomos enteros sobre quiénes han vivido en este lado de la ciudad desde hace muchas décadas. Muchos artistas y escritores han pasado por aquí. Es imposible incluirlos a todos. Sin embargo, algunos de ellos han sido motivo de culto tanto de lectores como amantes del arte. En esta publicación collage hemos seleccionado algunos momentos y pasajes, a veces intensos, a veces dramáticos y veces humorísticos que nos llevan por una Roma entre cotidiana e imaginaria; una Roma llena de contrastes, parecida a la de todos los que vivimos o trabajamos aquí.

©Pedro Tzontémoc, 2001. Casa de Kati Horna.

La Roma puede ser vista de mil maneras, como tantas de nuestras manifestaciones culturales. La mirada de Artes de México es una más. A través de estas páginas queremos que cada uno de nuestros lectores vaya creando y recreando su propia visión de la colonia. Por supuesto que la película Roma es una fuente de inspiración: lo que ella despierta, lo que cuenta, lo que sugiere. Es prueba palpable de que todos los que vivimos o trabajamos aquí tenemos una Roma personal, íntima, a la que muchas veces ignoramos por estar inmersos en ella sin respirarla poéticamente. Una Roma que podemos y hasta debemos externar para compartirla con los que se quieran y se deleiten en los contrastes que este espacio urbano nos muestra y enriquece nuestras vidas.

Mercado Medellín. Fotografía: ©Selene Lucio.

Esta publicación romana pretende ser un guiño a sus habitantes. Pero también una carta de amor lanzada al aire de todos nuestros lectores, dentro y fuera de México. Un llamado público a la romanofilia. Quienes ocupan las páginas promocionales de esta edición, quienes escriben e ilustran y trabajan en Artes de México se suman a este enorme gesto de obstinada continuidad de nuestra parte.

En un momento de depresión social y económica, cuando todo y todos por todas partes nos dicen que continuar es imposible, hemos querido lanzar un gesto estético y solidario a nuestra comunidad, reconocernos y conocernos como tal, mostrar nuestra voluntad de persistencia como creadores citadinos, como persistentes ciudadanos.

Collage y portada: Nuria Meléndez Gámez.


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