04 / 06 / 25
Cuaderno de bitácora
Juan Domingo Argüelles

tener un lugar en la vida, un destino entre los hombres.

Álvaro de Campos

Mi padre ha abierto el libro de su corazón

y me habla de la furia y el resplandor del mar.

Yo lo escucho y el cuarto en la noche del sueño

se llena de olas más inmensas;

las gaviotas no duermen, lo sé yo

que a punto de dormirme oigo sus gritos entre los riscos.

Mi padre conoce el mar como la palma de su mano

y su mano está surcada de anchas huellas;

la extiende él sobre mi frente

y me siento seguro.

Voy a cerrar los ojos

porque del mar viene esa luz que no se apaga,

y esa memoria que fluye igual que el agua,

y del mar vienen también los barcos y los vientos,

del mar, siempre del mar

del que aprendimos la profundidad.

Mi padre habla en mis sueños,

dirige mi mirada, mis pasos, mis fracasos

aunque él no lo sepa;

no me habla de aventuras prodigiosas

pues él nunca las tuvo

pero conoce dónde desova la tortuga,

dónde lanza su tinta el calamar,

dónde el barco de arena las almejas esconde,

dónde el cardumen, quieto, busca la oscuridad.

Mi padre sabe eso

y muchas cosas más que no enumero,

y sabe caminar por los sueños

mientras yo me detengo en la orilla del risco

y escucho cómo rompen las olas

y la espuma

hace la orilla cierta

donde no nos perdemos.

Mi padre se detiene en el manglar

de mi sueño. Ata cordeles

y los deja ahí fijos

en la eternidad;

cuando despierto lo descubro lejos.

Ya se ha ido. Vendrá

aunque no me lo diga.

Sé que vendrá.

Mi padre ha salido a la noche

a respirar la sal del mar.

Luego regresa y algo ha olvidado de allí

porque olvidado decirle adiós al mar,

decirle hasta mañana

mientras yo sueño.

Oigo que habla:

confundo sus murmullos

con el suave rumor que producen las olas.

Entre sueños los oigo.

Dice mi padre que los peces brillan

porque han bebido luz de la eternidad;

brillan más que la luna, resplandecen

muchos más que el sol.

Los peces se debaten en la red

y algunos logran caer nuevamente al mar;

dice entonces mi padre: “no morirán jamás,

su tributo han pagado; ya están a salvo

de los dientes del hombre;

pueden dormir tranquilos en las mandíbulas del tiburón”.

Desde el farallón veo los barcos

que rompen la oscuridad y asoman:

pesados saurios ocres

llenos de puntas erizadas;

atracan en la noche de mi sueño,

al despertar los veo:

vivo y sueño

todo a un tiempo.

Hace años ya que no cumple años mi padre,

se ha quedado detenido en la edad del mar,

yo lo contemplo y en él veo

todos los años que entregó a mi infancia

y al resplandor del mar.

Ya no viste mi padre su traje azul de sol,

ahora vive su fatiga

y sus tatuajes son mapas de islas.

Mi padre, esto me digo,

era un señor fuerte como la boca

del tiburón y la tortuga

que no te muerde la tortuga

porque ya no te suelta

sino ante el trueno de la lluvia

con toda su sonrisa muy de mañana,

con toda su mirada llena de porvenir.

Ahora lo escucho hablar a solas

un monólogo eterno con el mar.

Ya no soy niño hoy

pero lo escucho

igual que ayer,

igual que otras mañanas

y me pregunto si aprendió a morir

mientras yo confundía

la esponja que rezuma

con el suave murmullo de su amor.

He perdido a mi padre mientras más lo ganaba.

Por eso ahora lo saco de mis sueños;

le doy estas palabras y un anzuelo

para que no me pierda mientras duermo.

Padre, le digo en mis sueños

lo que aprendí de ti te lo regreso.

Voy a dormir, es todo,

pues nunca más seré

como ayer habría sido.

Alto Golfo de California y delta creado por el río Colorado. Foto: Fulvio Eccardi.

Juan Domingo Argüelles. Nació en Chetumal, Quintana Roo, el 27 de diciembre de 1958. Ensayista y poeta. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la FFyL de la UNAM. Es director editorial de la Revista de la Universidad Iberoamericana. Ha sido coordinador de diversos proyectos editoriales en el Conaculta; subdirector de Tierra Adentro; director de El Bibliotecario, de la Dirección General de Bibliotecas. Colaborador de Alforja, Armas y Letras, Casa del Tiempo, Castálida, Comercio Exterior, Dosfilos, El Día, El Financiero, El Gallo Ilustrado, El Universal, La Colmena, La Jornada Semanal, La Razón, Los Universitarios, Memoria de Papel, Milenio, Nexos, Plural, Revista Mexicana de Cultura, Revista Universidad de México, Sábado, Tierra Adentro, y Voices of Mexico. Premio de Poesía de los 450 años de Oaxaca 1982 por Poemas de invierno sobre los huesos de un poeta.

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