21 / 01 / 25
La biblioteca de mosaico
Juan O'Gorman

El pasado 18 de enero, fue el aniversario luctuoso de Juan O´Gorman. Y hoy lo recordamos con uno de sus trabajos más importantes: El mosaico de la Biblioteca Central en Ciudad Universitaria.

A principios de 1949, el arquitecto Carlos Lazo, que era el administrador de la construcción de edificios de la Ciudad Universitaria, me llamó a su oficina para encargarme, con la cooperación del arquitecto Gustavo Saavedra, condiscípulo mío y del arquitecto Juan Martínez de Velasco, el proyecto de la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria. Varios de los demás edificios ya estaban iniciados y otros por concluirse. No era seguro que hubiera suficiente dinero para construir el edificio de la biblioteca; pero de cualquier manera se nos pagaría el proyecto. De suerte que nos pusimos a trabajar en el proyecto del edificio de acuerdo con los asesores de la universidad, designados por el rector.

Atendiendo a que se proyectaba traer al nuevo edificio los libros de la Biblioteca Nacional (ubicada en la esquina de las calles de Isabel la Católica y Uruguay), en la que se conservan muchos tesoros bibliográficos, se construyó en el sótano de la Biblioteca de la Ciudad Universitaria un piso de acervo que es una caja fuerte.

Proyectamos la biblioteca para un millón de volúmenes, correspondiendo su arquitectura a la del resto del centro universitario según los edificios que ya se habían construido. Desde el principio del proyecto tuve la idea de hacer mosaicos de piedra de colores en los muros ciegos de los acervos, con la técnica que tenía ya muy bien experimentada. Con estos mosaicos, la biblioteca sería diferente al resto de los edificios de la Ciudad Universitaria, y con esto le dio carácter mexicano. Cuando traté este asunto con el arquitecto Carlos Lazo, se entusiasmó con la idea del recubrimiento de mosaicos de colores y me pidió que hiciera un proyecto. Dedique dos días y sus noches casi sin dormir y comer, haciendo los primeros croquis, para tener las ideas someras de este mosaico enorme que debería recubrir los cuatro lados de la torre de acervos del edificio.

Ahora voy a explicar la técnica con que se verificó la construcción del mosaico, que mide cuatro mil metros cuadrados.

Ordenamos hacer en una de las bodegas de materiales de la Ciudad Universitaria, que medía aproximadamente sesenta metros de largo por cuatro de ancho y cinco metros de altura, un gran tablero vertical de madera sobre el cual se hicieron las plantillas, o sea el dibujo al tamaño natural de los mosaicos. Decidimos hacer lazos precolados de un metro cuadrado, que podrían ser más o menos manuables para su colocación en el muro. Sobre el gran tablero de madera colocamos clavos, exactamente a un metro de ancho por un metro de alto. Conseguimos rollos de papel grueso de un metro de ancho, de tal manera que las plantillas venían cortadas a la medida necesaria. Colocamos tiras de papel entre los clavos y sobre el papel se dibujaba el mosaico, comenzando por la parte inferior hacia arriba, de acuerdo con los proyectos a la escala de cinco centímetros por metro. Claro está que en el proyecto de ejecución se hicieron muchas modificaciones al proyecto original de acuerdo con los cambios que fueron, a mi parecer, necesarios para mejorar el diseño y la composición. Al mismo tiempo que se preparaban las plantillas y los dibujos, en uno de los patios cerca del taller, se almacenaban y se partían las piedras de colores que [...] logramos traer de los diversos lugares de la República con muchas dificultades.

Cuatro jóvenes pintores fueron mis ayudantes en este trabajo, de los cuales debo mencionar especialmente a Estelita, que fue la que me ayudó con mayor entusiasmo. Quince albañiles quebraban las piedras a golpes de marro para obtener la pedacería de dos a cuatro centímetros de tamaño. Este trabajo se ejecutó a mano por no haber sido posible comprar una máquina trituradora de piedra, debido a su costo excesivo. A la vez, se preparó en uno de los pisos de acervos del edificio de la biblioteca en obra una mesa especial de todo el largo del acervo de cuarenta y ocho metros para hacer sobre ella los precolados de concreto armado.

Me transportaba a la obra en bicicleta a las siete de la mañana, llevando mi comida para trabajar durante todo el día y terminaba generalmente a las nueve o diez de la noche. Los domingos y días de fiesta también trabajaba el mismo número de horas para acelerar la terminación del mosaico en el menor tiempo posible. Sobre cada plantilla se indicaban los colores de las piedras que tenían que colocarse según el dibujo marcado. Cada plantilla llevaba un número y letra que la situaba exactamente en el diseño general.

Para hacer el trabajo de los mosaicos de los acervos de la biblioteca se organizó un grupo de aproximadamente cuarenta albañiles. Hacía diariamente cada uno de ellos una losa precolada con el mosaico. Y la construcción de estas losas se hacía de la siguiente manera: las formas para el precolado eran de yeso, porque la madera en las dimensiones de un metro podía torcerse. En cambio, el yeso no modificaba su forma y se eliminaba con facilidad al descimbrar. El grueso de cada losa, incluidas las piedras y el colado, fue de cinco centímetros. Dentro de los moldes que tenían el tamaño exacto de una losa se colocaba la plantilla de papel dibujada al revés, para que el descimbrar se presentará en el lado derecho.

Todas las plantillas estaban numeradas y marcadas con los colores de las piedras que les correspondían. El albañil encargado de hacerlas colocaba la pedacería de piedra de colores sobre las plantillas. Y sobre esta pedacería de piedra se hacía un pequeño colado con mezcla de cemento y arena y poca agua, para que la mezcla fuera un poco dura con el propósito de que no se escurriera ni manchara la parte visible del mosaico.

Juan O'Gorman. Nació en la Ciudad de México, el 6 de julio de 1905 y murió en la misma ciudad el 18 de enero de 1982. Fue un destacado pintor y arquitecto mexicano, hermano del historiador Edmundo O'Gorman. Se convirtió en un arquitecto destacado bajo la influencia de Le Corbusier y ayudó a introducir a México a la arquitectura funcionalista. En una etapa posterior, se percibe la influencia de Frank Lloyd Wright y de su arquitectura orgánica. A lo largo de su carrera, fue profesor en el Instituto Politécnico Nacional, donde creó la carrera de Ingeniero Arquitecto.

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