Este poema está dedicado al árbol del cacao y a sus atributos comestibles que de él emanan, dejando como evidencia que sus semillas son unas de las más codiciadas del país.
En la soledad yo canto
a aquel que es mi dios.
En el lugar de la luz y el calor,
en el lugar del mundo
el florido cacao está espumoso,
y la bebida que con flores embriaga.
Yo tengo anhelo,
lo saborea mi corazón,
se embriaga mi corazón,
en verdad mi corazón lo sabe:
¡Ave roja cuello de hule!,
fresca y ardorosa,
luces tu guirnalda de flores,
¡Oh, madre!
Dulce, sabrosa mujer,
preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada.
Aquí tú has venido,
frente a los príncipes,
tú, maravillosa criatura,
invitas al placer.
Sobre la estera de plumas amarillas y azules
aquí estás erguida.
Preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descargada.
[...] El florecimiento cacao
ya tiene espuma,
se repartió la flor del tabaco.
Si mi corazón lo gustara,
se embriagaría [...]
Tlaltecatzin. Nació en 1320 en el actual estado de Puebla y murió en 1409. Fue gobernante y compositor de canciones para la corte, dejó diversas obras literarias escritas en náhuatl.
Este poema fue publicado en nuestra revista-libro 103 Chocolate. Adquiérela en nuestra tienda en línea a través de nuestro sitio web o nuestra tienda física La Canasta (Córdoba #69, Roma Norte, CDMX).