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La bruja se convirtió en guajolote

Recopilado por David Lorente.

Cuando tenía diez años entró una bruja en la casa. Mi mamá me llevaba lejos a raspar magueyes y llegábamos de noche. Entonces en el cerro veíamos que empezaban a brincar unas bolas de lumbre: cuatro, cinco, incluso seis. Unas se iban para allá, otras para acá. Mis padres atrancaban la puerta con barreta para que nadie entrara, quedaba bien asegurada.

Un día dormíamos en el petate: mi papá, mi mamá y yo. De represente mi papá gritó:

–¡Qué cosa anda ahí!

Mi mamá prendió la velita, porque no había luz, y vimos un guajolote grandote en el rincón.

–¿Qué vino a hacer este animal?
¿Por qué se metió? –dijo mi papá.

–La puerta está cerrada, por arriba no cabe –dijo mi mamá.

–¡Abraza a la chamaca, ahorita lo voy a matar! –gritó mi papá.

Le pegó con un palo en el cuerpo, pero no lo mató, sólo lo desmayó. Abrió la puerta y lo llevó a un terreno. Mi mamá entonces le dijo:

–Debe de ser una bruja, quizá la puerta estaba abierta.

–¡Cómo va a estar abierta, si está atrancada!

Volvimos a dormir. Al otro día mi papá fue a ver al guajolote, pero ya no estaba.

–¡Cómo es posible! ¿A poco lo soñamos?

–Ya ves, te dije que era una bruja.
Esta niña siempre amanece morada y con mordidas en los brazos, piernas y pies, porque la chupa –Insistió mi mamá.

Después de cuatro días, llegó un señor preguntando por mi mamá: ella era curandera. El señor quería que viera a su esposa. Cuando mi mamá regresó, nos dijo:

–Me sorprende cómo está la señora: costillas quebradas, pies rotos, las manos, la cabeza, ¡todo!

–¡Es ella! –exclamó mi papá.

Esas brujas meten sus pies en el fogón, los dejan de la rodilla para abajo y se convierten en guajolotes. De la casa donde sale la bruja se ve una lumbre que empieza a brincar; prende cuando brinca; cuando cae, se apaga. Así brinca hasta llegar a una casa. Allí se apaga porque va a chupar la sangre. Cuando se despiertan los papás, encuentran a los bebés tirados, lejos de la cama o afuera, los visten con pijamita y amanecen sin nada; incluso los llegan a robar.
–Pero ¿cómo entra, si es guajolote, no va a caber? –le preguntaba a mi mamá.

–Es que se convierte en varios animales. ¡Si quiere entrar, se convierte hasta en araña!.

Revista Bestiario Artesanal. Foto: Artes de México.

Narración nahua recopilada por David Lorente, El cuerpo, el alma, la palabra. Medicina nahua en la Sierra de Texcoco, México, 2020.

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