26 / 06 / 25
Corrido del hombre Mosca
Antonio Vanegas Arroyo

Artes de México, cansada de discursos grandilocuentes de gobernadores y gobernados tristes declamando en coro las glorias de aquellas guerras, decide celebrar a su manera concentrando su atención en algo que le parece más inquietante y más rico estéticamente: las moscas.

Señores, voy a contarles

un corrido furibundo,

de los que espantan al mundo

porque son fenomenales.

México, que es capital,

lleno de asombro quedó,

del acto que presenció

porque fue fenomenal.

Nunca en los siglos pasados

se vio acto tan culminante,

porque esto sí es deslumbrante

no son papeles mojados.

El Hombre Mosca ha causado

de todos la admiración:

su acto es de gran sensación

pues lo deja a uno pasmado.

Figuraos, la multitud

bajo el sol desesperada,

pero eso sí preparada

sin tener ya ni quietud .

Por fin, que suena la hora:

¡qué cosa más admirable!

Sube el Hombre sin un cable

cual la mosca voladora.

Hacia la torre derecha

al Hombre se ve subir;

imposible me es decir

una cosa tan bien hecha.

Cual una mosca que anda

tranquila sobre un pastel,

así mismo sube él

(para cumplir la) demanda.*

¡Qué arrogancia! ¡Qué maestría!

esto es arte y es destreza

el Hombre que con presteza

sube en plena luz del día.

Qué agilidad en su trepar:

él no encuentra redundancia,

y todo el mundo con ansia

le contempla en su elevar

En el reloj dan las dos

y él como una mosca errante,

no hay duda, es un gigante

al que mucho le ayuda Dios.

La multitud que es inmensa

presta su contemplación;

es digno de admiración

y también de recompensa.

Puedo probarles, señores,

que más de un corazón late

de que el Mosca se desbarate

y terminan sus funciones.

Cuando ya es la elevación

se abraza bien de la cruz,

es que tiene buena luz

para su contemplación.

Y aún sigue lo admirable

este Hombre sí es un artista:

ya en cruz, como una arista

hace figura intachable.

Queda con un pie parado

sobre la cruz se ejercita:

¡Bah! Esto ya no es mosquita

sino un hombre desalmado.

En la cruz hace piruetas

pero como mucho valor;

allí se acabó el temor

y abajo las bocas abiertas.

A este hombre si por desgracia

a caer fuera a una prisión,

le serviría de diversión

y ni por salir tendría ansia.

De Mosca se acordaría

en un rato muy bien dado;

él estaría salvado

con libertad y alegría.

Y entonces todos burlados

quedarían sin duda alguna;

este Hombre es una fortuna

todos estamos pasmados.

La multitud sorprendida

del acto tan sorprendente,

se mostró benevolente

con el que arriesga su vida.

Toda la gente le daba

dinero muy bien ganado;

este Hombre sí ha triunfado,

justo era lo que ganaba.

Y si no lo quieren creer

ved aquí al Hombre subir,

aunque yo no sé mentir

si soís de mi parecer.

Y con ésta me despido

ya con ganas de volar,

hasta quisiera cantar

otra vez este corrido.

Este texto fue tomado de un impreso sin fecha de Antonio Vanegas Arroyo (1850- 1917).

Te invitamos a que consultes nuestra revista-libro Elogio de la mosca en el arte. no. 93. Disponible en nuestra tienda física La Canasta, ubicada en: Córdoba #69, Roma Norte, CDMX. También visita nuestra tienda en línea donde encontrarás nuestro catálogo editorial.