12 / 09 / 24
Donde se escucha el canto hay mucho chiltepín
Magdalena Hernández

Es asombroso conocer las historias que son contadas de generación en generación, estas que son ricas en información que solo nuestros abuelos conocían.

Magdalena Hernández nos comparte lo que vivió en Veracruz, y lo que su abuela le contó sobre unas aves que anuncian la llegada de los bebés, y que a su vez, estas aves eran las polinizadoras del chile piquín, semilla que ayudaba a mantener despierto a las personas que cuidan la milpa, entre otros que les servían a la comunidad.

Esto junto con otros datos son lo que nos comparte Magdalena en el siguiente texto.


Como oriunda de la comunidad de Palmital San Lorenzo, del municipio de Tantoyuca, Veracruz, es para mí un honor aportar parte de mis conocimientos ancestrales en memoria de mi abuela materna Enedina Martínez.


En it´abí es una ave con nombre onomatopéyico y es parte de la cosmovisión de los tének. Se dice que anuncia el alumbramiento y así las parteras se preparan y están al pendiente de la llamada para ir a recibir al nuevo miembro de la familia tének. Aunque también las enfermedades o el fallecimiento de algún miembro de la comunidad. Cuando se trata de un familiar directo, el it´abí golpetea el techo de la casa. Anunciando con alegría cuando hay un recién nacido y canta en forma de chillido si se trata de un fallecimiento. Se les considera aves sagradas por ser las polinizadoras del chile piquín.

Mi abuela, con cubetas en las manos, comenzaba a cortar chiles piquines y el canto de las aves nos acompañaban llenándonos de felicidad. Cuando dejaba de cantar, se sabía que ya era medio día y se respetaba el pasar del rayo del sol de las doce del día.

Mi abuela Enedina me comenzaba a platicar sus conocimientos que los traigo muy frescos en la mente. Esos momentos bellos donde yo ponía mi oído para escuchar sus palabras sagradas, que salían del alma, para explicar los beneficios del chile piquín o chiltepín y de las aves it´abí o pitabil, o de las abejas nativas sin aguijón: ¨los pájaros se encargan de comer el chile piquín maduro y lo dispersan al momento de comerlo¨. Me explicaba: ¨donde se escucha el canto de las aves es donde hay muchas matas del chiltepín, así como en las orillas de arroyo, donde defecan y ahí nacen las matas¨.

En tiempos de la jiloteada, los señores se reunían por la noche en grupo para cuidar la milpa y llevaban chiltepín tostado. Cuando les daba sueño masticaban un chiltepín, sin comerlo, para reactivar el sistema nervioso y así oxigenar al cerebro. Explicaba que ¨el sueño daba porque la cabeza quedaba sin oxígeno y al masticar generaba una reacción de todo el sistema nervioso y así cuidaban de las milpas para que los animales del monte no se comieran los elotes¨.

En las jornadas de la ¨limpia¨ debían llevar enchiladas de chiltepín para que al trabajar sacaran las toxinas de sudor amarillento: ¨si uno suda amarillo es porque el cuerpo está lleno de toxina y debe beberse un atole de masa bien caliente para hacer mayor efecto¨.


Recuerdo muy bien que mi abuela cosechaba muchas lonas de chiltepín y me explicaba que ¨al terminar de pizcar las mazorcas se mataba un cochino para dar gracias a la madre tierra¨, elaborando el zacahuil ancestral. Al momento del entierro del zacahuil, le echaban un puño de chiltepín en forma de cruz, ¨para que salga wedha tájat (bien sabroso y no se pinte)¨.


Mi abuela también era partera. Al terminar los cuidados de las señoras (el parto), recetaba un caldo de gallina ponedora y la huevera tierna se les servía a las señoras acompañada de chiltepín tostado y molido, así como una taza de té de guayaba con ts´itsik chi´it (miel de abeja nativa) como agua de tiempo. Explicaba que la infusión ayudaba a que la señora no fuera a evacuar a cada rato, porque estaba delicada y así se evitaría el sangrado.

Este texto fue recuperado del libro Chiles en México. Historias, culturas y ambientes. Veracruz-Marsella. Universidad Veracruzana-IRD. Éditions. 2021.


Este texto fue publicado en nuestra revista-libro 136 El chile: euforia y sutileza. Adquiérela en nuestra tienda en línea a través de nuestro sitio web o nuestra tienda física La Canasta (Córdoba #69, Roma Norte, CDMX).