20 / 11 / 25
Moldear la imagen, revelar el barro: pasión y juventud en el arte cerámico del Puréecherio
Daniela Morales Muñoz

Como a muchos otros artesanos y artesanas, las imágenes de Ruth D. Lechuga le permitieron a Lorenzo reconocer la profundidad histórica de su oficio, al mismo tiempo que ellas y ellos, con sus miradas y sus reflexiones, enriquecieron y le devolvieron vida al gran acervo de Ruth.

En el recorrido que Fundación Ajaraca realizó por seis localidades de la región Purépecha no fue común encontrarse con artesanos jóvenes como Lorenzo: entusiasta, apasionado y orgulloso de dar continuidad al trabajo que aprendió de sus papás, de sus abuelos. Con plena conciencia de ser heredero de una tradición y factor decisivo para su preservación.

Cuando tenía cinco años de edad, Lorenzo agarraba un pedacito de barro y buscaba un lugar apartado para jugar con él. No quería que sus papás lo regañaran por haberles agarrado una bolita del lodo que habían llevado a la casa para trabajar en las artesanías. “Primero lo hacía por diversión, me gustaba jugar con el barro, hacía las artesanías pero no las cocía, no las pintaba y no las llevaba a ningún lado a vender”, pero un día elaboró tres mascaritas que finalmente horneó, pintó y llevó a vender a Pátzcuaro. Fue la primera vez que vendió sus piezas y fueron tan lindas que una de ellas se quedó en el museo de esa ciudad. Tenía apenas siete años.

En la casa comunal de la comunidad indígena de Ocumicho, Michoacán, Lorenzo Víctor Diego, joven artesano y campesino, conversa con las creadoras del laboratorio curatorial con el que Fundación Ajaraca recorrió varias comunidades de la región purépecha para mostrar a sus habitantes las imágenes que la fotógrafa de origen austriaco Ruth D. Lechuga tomó a los artesanos de esos lugares hace más de cincuenta años y que actualmente se encuentran resguardadas en el acervo que desde hace diez años cuida, restaura y trabaja esa fundación.

Emocionado por reconocer en las fotografías un poco de la historia de su comunidad y del oficio del que se enorgullece, comparte algunos aspectos de su trayectoria como artista y a propósito de lo que descubre en las fotografías, reflexiona sobre los cambios que reconoce en el oficio.

¿Nos puedes contar cuándo aprendiste a trabajar el barro y quién te enseñó?

- “Empecé a los cinco años de edad. Mis papás me enseñaron haciendo artesanías.

- ¿Cuántos años tenías cuando vendiste aquella primera mascarita?

- “Creo que ya tenía los siete años.”

- ¿Y de entonces a la fecha, ¿has seguido haciendo máscaras o te gusta hacer otro tipo de cosas?

- “Sí he seguido haciendo artesanías. También voy a trabajar en el campo y pues casi hago siempre las artesanías, bueno pues, no siempre, pero cuando tenemos salidas pa´ Uruapan y pa´Pátzcuaro.”

-Entonces, tu mamá y tu papá trabajaban con el barro, y tus abuelos también, ¿tienes hermanos?

- “Si, tengo dos hermanos.”

- ¿Y a ellos trabajan también el barro?

- “Uno sí agarra el barro pero no… yo soy el único que le gusta más hacer las artesanías. A los otros casi no les gusta, han dejado de lado ese trabajo, prefieren ir a trabajar por Tangancícuaro en el campo.”

- ¿Y a ti por qué le gusta?

- “No sé, simplemente me gusta hacer las artesanías, me gusta el arte. Me apasiona hacer artesanías y pues me siento orgulloso de hacer todo tipo de artesanías, de barro y de madera.”

- ¿Cómo te imaginas tus piezas?, ¿cómo te inspiras?

- “No tengo algo específico en qué inspirarme, pero hay veces en que no estoy pensando nada y estoy simplemente en blanco y de repente se me viene una pieza a la mente, me imagino una pieza así como un diablito jugando basquetbol, una víbora con alas volando, pues, obviamente, y así, simplemente así, mi imaginación está muy alta, pues. Me gusta imaginarme cosas y recrearlas en mis piezas de las artesanías.”

- Entonces son cosas que ves, como me dijiste que una vez hiciste un lagarto que viste en el barranco, son que ves pero siempre le metes creatividad y sale algo diferente, ¿no?

- “Como la lagartija que fue una base pero le puse alas y le puse un diablito en la espalda, y pues ahí salió una pieza grande, estaba chiquita la pieza pero después se volvió grande.”

- ¿Y a esa pieza le diste un significado? ¿Qué significa esa pieza para ti?

- “Sí. Significa trabajo que me costó más tiempo hacer. De ahí fue la primera pieza que hice como de ese tipo, de animales así.”

- Y ahorita, ¿qué tipo de pieza es tu favorita?

- “Para mí, ahorita, las mascaritas, son mis piezas favoritas de realizar.”

- ¿Qué es lo más difícil de hacer piezas de barro?

- “Lo más difícil sería hacer las piezas miniaturas. Pegarlas en una parte que está muy difícil de llegar a ese punto para poner ese detalle. Hay que hacerlo con mucha calma, con mucha paciencia.”

- ¿Y tu eres paciente? ¿Nunca te dan ganas de dejarlo?

- “No, nunca ha tenido esa sensación para dejar de hacer las artesanías. Siempre tengo motivos para hacer una artesanía. Es mi felicidad hacer artesanías, es mi pasión.”

- ¿A dónde te gustaría que llegaran tus piezas?

- “No tengo un lugar en específico, pero me gustaría que llegaran a todas partes del mundo, en todos lugares, en todas partes. Sí, he tenido muchos compradores que han llegado de Europa y de otras partes de fuera del país.”

- ¿Qué sentiste cuando viste las fotos que trajimos?

- “Me dio mucha felicidad ver eso que yo no pude ver hace tiempo pues ya todo ha cambiado mucho y me da mucha felicidad que esas fotos estén allá y que las sigan recordando a las personas que empezaron a hacer artesanías. También que estén allá las fotos del bonito paisaje que teníamos en ese tiempo y que yo lamentablemente no pude ver, porque ya ha cambiado en su totalidad el pueblo.”

-¿Cómo ves las piezas que aparecen en las fotos en comparación con las piezas que trabajan hoy?

- “De muchas formas es igual y de muchas formas es diferente. Porque cada persona tiene su estilo de trabajo. Ya, esas piezas que se hicieron hace tiempo no se pueden repetir porque simplemente son únicas, simplemente cada persona les da su toque. No puede hacer una misma pieza uno. Sí se puede pero son de molde, y esas que están ahí no son de molde, son hechas a mano que ya son más difíciles de realizar de nuevo.”

- Nos contabas sobre la pintura, que en eso sí ha cambiado…

- “En eso sí ha cambiado mucho. Mis abuelos me han contado y mis papás, que [la pintura] era en polvo. Yo, cuando empecé a trabajar ya era vinílica y cuando mis papás empezaron a hacer pues entonces sí era la de polvo, ahora ya ha cambiado mucho la pintura. Uno va sacando diferentes colores, va revolviendo las pinturas y va sacando nuevos colores, va uno descubriendo pinturas.”

- ¿O sea que estas nuevas pinturas dan más variedad de colores?

- “Sí.”

-Las personas mayores nos han dicho que sienten que a los jóvenes ya no les interesa hacer artesanía, ¿por qué piensas que pasa eso?

- “Porque simplemente ven que sus hijos o sus nietos no tienen la misma pasión de hacer la artesanía que ellos realizaban. Y ya como muchos ya simplemente no lo hacen. Hay algunos que no se quieren ensuciar las manos con el barro, y hay mucha gente que simplemente no le gusta y no lo hace. Pero habemos muchas gentes como nosotros que sí nos apasiona hacer la artesanías, que nos gusta.”

Como a muchos otros artesanos y artesanas, las imágenes de Ruth D. Lechuga le permitieron a Lorenzo reconocer la profundidad histórica de su oficio, al mismo tiempo que ellas y ellos, con sus miradas y sus reflexiones, enriquecieron y le devolvieron vida al gran acervo de Ruth, reconocido como Memoria del Mundo de México por la UNESCO por su valor y riqueza documental y por el trabajo de Ajaraca de propiciar nuevos acercamientos y lecturas a sus imágenes.

Este proyecto es una producción Nacional de Artes Visuales realizado con el Estímulo Fiscal del Artículo 190 de la LISR (EFIARTES) y el apoyo de Barclays Capital Casa de Bolsa S.A.